Mi llegada a casa fue un acontecimiento muy muy deseado. Mis padres habían estado buscando peludos como locos. Tenían muy claro que querían un perro de raza pequeña, por la cosa de estar en el piso y que fuera una hembra para que no tuviera problemas con machos de raza grande.
Yo estaba en un gran centro comercial, viendo pasar gente cada día. Pero un día aparecieron ellos detrás del cristal y la verdad es que se pasaron un buen rato mirándome. Mi madre tenía una cara de felicidad, que creía que se le iba a desencajar la mandíbula. Pero ese día no me llevaron.
Eran unos días de puente, y aunque mis padres habían quedado en llevarme cuando pasara el puente, no pudieron aguantar, y en uno de los días de fiesta, se presentaron allí. Estuvieron molestando a todo el mundo para poder llevarme ese mismo día.
Imaginaros la cara de mi madre cuando la dijeron que si, que podía llevarme en ese mismo momento, y la chica que me había estado cuidando hasta entonces me llevó en brazos hasta mi madre. Alguna lagrimilla se la escapó...
Los días siguientes fueron muy emocionantes. Todo estaba preparado en casa, mi cuna, mis juguetes, mi comida, todo. La primera noche me dejaron en mi cuna en la cocina y me sentía un poco sola así que me puse a llorar para que me llevaran a la cama con ellos.. y funcionó!
Al principio no me sacaban mucho a la calle, porque era muy pequeñita, recordar que solo tenía dos mesines y era un poco peligroso para mi. No podía coger infecciones o cosas así.
Me hicieron muchas fotos, en la mayoría salgo con ellos y son un poco vergonzosos para ponerlas aquí.
Muchos estaréis pensando que por que no adoptaron en vez de comprar. Supongo que eran algo inexpertos en el tema, porque después si que lo hicieron con Terry. De todas formas si hubieran pensando en adoptar desde un principio, yo no estaría con ellos. Así que me alegro de que no lo hicieran.
